martes, 28 de abril de 2015

Limitando a Dios


“Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel.”
Salmo 78.41.

Otras traducciones usan una palabra diferente cuando “provocaban” es usado; palabras como “limitaban” e “indignaban”.

El sentido completo de la palabra, el cual es usado solo una vez en la Biblia, es el provocar, al limitar o al poner límites. En el desierto, Israel provocó a Dios una y otra vez al limitarlo a El, a Su amor, a Su poder y habilidad. Ellos hicieron todo esto en sus corazones. A Dios no le gustó eso.

No estamos muy alejados de esa realidad hoy en día. Dios puede hacer grandes cosas en tu vida. Su amor por ti es eterno. Su deseo es gigantesco. La única cosa posible que puede interponerse en lo que El puede hacer en tu vida….eres TU. Una de las maneras en que haces esto es ponerle límites a El y a las posibilidades.

No sé qué estás enfrentando hoy en tu vida. Pero en vez de enfocarte en tus problemas y entregarle el poder a esos problemas, decide creer que Dios sí puede y está dispuesto a trabajar en tu vida.

No lo limites por tu falta de confianza (digo falta de confianza porque si le das más poder a tus problemas del que le das a Dios, esto quiere decir que estás confiando más en tus problemas que en el Creado del Universo). Deja que El te muestre su amor hoy.

No lo limites. No lo encajones. Confía en El.

Written by Tu Espacio Joven

Published on Saturday, 31 January 2015 21:54

viernes, 10 de abril de 2015

Honra a tu Padre y a tu Madre



Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. Exodo 20:12.

Tú no lo sabías, ni te diste cuenta en ese momento, pero desde que por primera vez, con tu manecita recién nacida y endeble, en un reflejo instintivo, te aferraste tan solo de un dedo de tu padre o de tu madre, ellos perdieron su libertad y su autonomía. Su corazón ya no les perteneció más. A partir de ese momento, quedó prendido de ti, dulcemente esclavizado a tu persona. Porque si en el devenir de la vida tú te alegrarías, su corazón se llenaría de felicidad; pero, si esta existencia terrenal te provocaría dolor, su corazón se llenaría de angustia al verte sufrir. Tu felicidad sería, de allí en más, su felicidad; y tu sufrimiento, irremediablemente, sería en adelante su propio Calvario.

Solo cuando llegues a ser padre te darás cuenta de cuán ligada está el alma de tus padres a ti; cómo cada pena que te toque experimentar los afectará íntimamente, del modo más hondo y lacerante. Entonces, llegarás a comprender cuánto derroche de amor han hecho tus padres por ti a lo largo de tu vida; entenderás que sus órdenes, sus pedidos de obediencia, no eran caprichos ni manifestaciones narcisistas de autoritarismo, sino que eran la mejor forma que conocían de protegerte de los peligros de la vida.

¿Han sido infalibles tus padres contigo? Claro que no. Pero, seguramente, te han amado con un amor entrañable, y han hecho por ti lo mejor que podían. Han envejecido, se han llenado de arrugas mientras se desvelaban por ti cuando eras bebé o niño y tenías fiebre por la noche; cuando experimentaste tus primeros dolores en tu relación con tus compañeritos de colegio, han sufrido contigo; te acompañaron mientras torpemente aprendías a andar en bicicleta, y se angustiaron cuando te vieron caerte y lastimarte varias veces hasta que finalmente mantuviste el equilibrio; se les ha estrujado el corazón cuando les contabas, con lágrimas, sobre tu primera decepción amorosa; y han estado allí, acompañándote, sosteniéndote y apoyándote en cada etapa de tu vida.

Si todavía tienes a tus padres, ¿Por qué no los honras hoy, como te pide Dios en el mandamiento, y sorpresivamente les das un fuerte beso en la mejilla, y un “abrazo de oso”, diciéndoles cuánto los amas?


Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie